CONCIENCIA CRÍSTICA
Cuando Jesús dijo “Nadie viene al Padre sino por mí” Él estaba citando lo que llamamos Conciencia de Cristo, o usar el nombre de Cristo y de Su poder.
Esta Conciencia está en el alma de todo ser humano y debe ser habilitada para alcanzar la Fuente Divina, el Padre. Este es nuestro destino ser co-creadores con lo Divino de una nueva humanidad que rescate la generosidad de su tipo.
No hay diferencia entre cristianos y no cristianos, a no ser por las creencias que propagan las religiones, todos un día tendremos que volver a Cristo, a la Luz.
Cuando vinimos a la tierra por primera vez lo hicimos como almas, luego fuimos lentamente entrando en el cuerpo físico y comenzamos a vivir una existencia física. Poco a poco nos fuimos olvidando del origen divino, de Dios en nosotros, y entramos realmente en la existencia terrenal. Nos olvidamos de lo que fuimos en otras encarnaciones y lo que traemos de rescate y el mérito. Pero cuando despertamos a la espiritualidad nos encontramos con que tenemos que volver a ese punto de origen para nuestro propio bien, para rescatar a la Luz en nosotros, el Cristo.
Todo plano espiritual es un estado de conciencia sin establecer un lugar; se siente un momento en la historia de cada uno en que el punto de cambios aparece. Por esto es muy difícil vivir con otra persona, no importa lo que piensa de la amistad, la vida espiritual porque cada uno tiene su momento evolutivo. Trabajamos en muchos niveles al mismo tiempo y cada uno de ellos requiere responsabilidad. Del mismo modo que establecemos contacto con personas que pueden ayudarnos a evolucionar hay otros con los que comparten momentos de estudio o de diversión o amor, personas que puede ser familia física o no, que nos llevan a una vibración menor desarrolloque disminuye nuestra evolución.
Para que esto suceda, necesitamos estar en vigilancia “Orar y vigilar” porque las energías intrusas están siempre cerca y lo hacem de manera muy simpática o prestativa para participar con más facilidad de nuestra vida y, a continuación, en un momento podremos decir “Dios mío, ¿qué he hecho con mi vida?” tirando cuesta abajo que ya se había alcanzado.